L’any
1823 la Santa Alianza (França, Àustria i
Rússia) decideix d’acord amb el Congrés de Verona (1822), acudir en ajuda de
Ferran VII “el desitjat”.
Fruit d’aquesta ajuda és l’enviament dels “Cent mil
fills de Sant Lluis”, 132.000 soldats de l’exèrcit francés, sota el comandament
de Luis Antonio de Borbó, duc d’Angulema.
L’Ajuntament de Sant Climent rep el 24 de juliol el
següent Manifest:
“Su Alteza Serenísima la Junta Provisional de
Gobierno de España e Indias, con fecha 9 del último Abril, me comunica lo
siguiente:
A LOS
ESPAÑOLES. Generosos españoles: Después de tres años de
calamidades públicas que han traído sobre la nación la rebelión de algunos de
sus malos hijos, amaneció por fin, sobre las tinieblas de vuestro dolor, el día
de la paz y el benéfico influjo del orden y la justicia.
La Europa conmovida de vuestras aflicciones, y
fatigada del grito de la sedición, se interesa vivamente en poner término a
vuestros males; y un generoso nieto de San Luis, al frente de un ejército lleno
de lealtad y de gloria, entra por
vuestras fronteras a auxiliar vuestros esfuerzos y a llenar los votos de las
naciones.
No son estos aquellos estandartes que amenazaron un
tiempo vuestra libertad: es la bandera de la paz sostenida por guerreros
valientes, destinada a vendar las heridas que os ha abierto el desorden y la
anarquía; a reunir bajo su benéfica sombra, los hijos del valor que vienen a
elevar el Trono y el Altar, y a libertar nuestro desgraciado Rey y su Real
familia del cautiverio en que los tienen una porción de vasallos rebeldes.
Estos sublimes servicios de nuestros aliados reciben
un nuevo lustre todavía del desinterés y generosidad con que se hacen.
Vuestro Gobierno os asegura, sobre su honor y
lealtad que ninguna mira de ambición y de interés se mezcla, ni tiene lugar en
tan noble resolución. (…).
El peligro común de los males con que la revolución
amenaza Europa, ha restituido a las virtudes políticas, el antiguo lustre y
carácter de la caballería (…) y se ven para consuelo de la humanidad en las resoluciones
de los Gabinetes y en los Consejos de los Reyes, ejemplos sublimes repetidos de
una política que deduce sus principales ventajas, no de adquisiciones
territoriales ni de tratados mercantiles, sino de apoyar en todas partes y a
toda costa los principios de la justicia, y las bases de la sociedad amenazada
de una disolución universal.
Españoles:
la Europa ha hecho justicia a vuestra lealtad. Sabe que esta virtud es una de
las que más ennoblecen vuestro carácter, y está muy distante de confundir
vuestros generosos sentimientos con los que los revolucionarios os atribuyen,
para cubrir con el nombre de la opinión general de la Nación, los excesos y los
crímenes que solo son propios de su facción.
El momento ha llegado en que libres de la opresión,
manifestéis a toda Europa cuan justo es el juicio que ha formado de vuestros
sentimientos.
No sea solo de nuestros Ejércitos y de nuestros
Aliados la gloria de nuestra salvación: toda la Nación oprimida está
verdaderamente interesada en la participación de este gran suceso; pero no se
manche jamás la enérgica expresión de vuestra voluntad con ningún exceso que
ofenda vuestra generosidad.
Españoles:
vuestro Gobierno declara que no reconoce y que mira como si jamás hubiesen
existido, todos los actos públicos y administrativos y todas las providencias
del Gobierno erigido por la rebelión; y restituye en consecuencia
provisionalmente las cosas al estado legítimo que tenían antes del atentado del
siete de Marzo de mil ochocientos y
veinte.
Destruido el edificio de la anarquía, y restituido
el Rey N.S. a su libertad, partirán de este principio conocido todas aquellas
mejoras que pidan y aconsejan las circunstancias, y S.M. se digne acordar.
La Junta Provisional de Gobierno de la Nación
Española no reconoce otra residencia ni origen a la autoridad soberana que en
el Rey; y por consiguiente tampoco ninguna modificación en su antiguo sistema
político que no sea dada por S.M. (…)
libremente y con el consejo de las personas sabias a quienes se dignare
consultar (…).
Españoles:
el escarmiento de lo que acaba de pasar sea para lo porvenir el mejor
estímulo de vuestra vigilancia y
precaución, contra las sugestiones insidiosas y siempre falaces de una
revolución.
Dentro de nuestras antiguas leyes, buenos usos y
costumbres, hallará sin duda S.M., dispuesta ha hacer siempre la felicidad de
sus pueblos, aquellas providencias sabias, fruto de la observación reflexiva de
nuestro carácter, y que nacidas en armonía con la influencia de nuestras
pasiones y necesidades, bastan para fijar de un modo ventajoso y estable
nuestros futuros destinos.
Españoles:
a vosotros está reservada la gloria de exterminar la hidra revolucionaria, que
arrojada de todos los Estados de Europa (…), ha venido buscando asilo, a
esterilizar y llenar de desastres vuestro suelo.
Sea pues la más perfecta unión de la divisa de
nuestra noble causa, y no haya más que una voluntad, donde no hay más que una
opinión (…) y un mismo interés, que es el de salvar la Religión, el Rey y la
Patria".
Bayona 6 de abril de 1823. Por la Junta Provisional
de Gobierno de España e Indias. Francisco de Eguía. Antonio Gómez Calderón. Juan
Bautista Erro.
Lo que traslado a los pueblos de ese Corregimiento
para su inteligencia.
Dios guarde a V. muchos años. Mataró 21 de Julio de
1823.
SANTA CLARA
Voldria afegir en aquest article que cal mantenir
el fet de fer les coses sense precipitació, reflexionant abans d’actuar.
Amb unitat que ens faci avançar forts i segurs.
No perdent mai el carácter dialogant, sabent escoltar i
sabent dir.
I mantenint sempre el desig de recerca de pau i
llibertat.
Arxiu Municipal de Sant Climent de Llobregat
Continuarà...
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